No saldremos de la crisis, en primer lugar, porque no queremos. España es un país donde se valora más el face work, o como se conoce coloquialmente “calentar la silla” que el profit work, que sería el “trabajo eficiente”. Para ascender o promocionar conviene dejar claro que no importa no ir al parque con tus hijos por la tarde. Tu prioridad es estar en la oficina. Pero lo mejor de todo es que no se está porque haya trabajo, sino, como se suele decir, “por si pasa algo”, pero sobretodo lo más importante: para que te vean.
Es triste pero es así. El problema más que de base - que también-, es de cúpula. Por fijarnos a nivel de una empresa que va mal: España. Las alternativas españolas al gobierno son 2 señores, uno tiene 57 años y el otro 61. Esos señores ya hacían lo mismo que están haciendo ahora, cuando los padres de los niños que van cada mañana al colegio ni siquiera habían comenzado la EGB. Mientras que para ellos el inglés era una asignatura“maría” y los ordenadores eran el futuro, para esos padres tanto el inglés como los ordenadores son en muchos casos su día a día, sus herramientas básicas en su puesto de trabajo, si es que tienen trabajo, claro.
Un país, al igual que una empresa, debe ser rentable, debe generar riqueza. La generación de riqueza no es espontánea y proporcional al tiempo del empleado en su silla delante del monitor. Puede que cueste creerlo, quizá sea duro aceptarlo, pero es así. No saldremos de la crisis porque todavía las empresas están gestionadas igual que el país, por señores arcaicos que, por poner un ejemplo, necesitan de una secretaria para que les pase llamadas y les traiga la prensa. Si algún día la secretaria no acude a la oficina, la mayor preocupación de los empleados no es sacar el trabajo, o generar riqueza. Eso es lo de menos. Lo importante es que se les vea hasta tarde delante del ordenador, que se presten a hacer ellos de secretaria para pasar las llamadas a esos señores que por su condición de jefe no pueden coger el móvil y llamar (en los teléfonos actuales simplemente diciendo “Llamar a Fulanito”, se llama de forma automática al tal Fulanito). Este es el precio que hoy día hay que pagar en las empresas para llegar a la cúpula. Tenemos y tendremos los jefes con mejores secretarias, y los empleados con mayor presentismo y la mejor visibilidad. Incluso nuestros hijos estarán jugando en el parque con las mejores niñeras. Pero así no salimos de la crisis.
Un país, al igual que una empresa, debe ser rentable, debe generar riqueza. La generación de riqueza no es espontánea y proporcional al tiempo del empleado en su silla delante del monitor. Puede que cueste creerlo, quizá sea duro aceptarlo, pero es así. No saldremos de la crisis porque todavía las empresas están gestionadas igual que el país, por señores arcaicos que, por poner un ejemplo, necesitan de una secretaria para que les pase llamadas y les traiga la prensa. Si algún día la secretaria no acude a la oficina, la mayor preocupación de los empleados no es sacar el trabajo, o generar riqueza. Eso es lo de menos. Lo importante es que se les vea hasta tarde delante del ordenador, que se presten a hacer ellos de secretaria para pasar las llamadas a esos señores que por su condición de jefe no pueden coger el móvil y llamar (en los teléfonos actuales simplemente diciendo “Llamar a Fulanito”, se llama de forma automática al tal Fulanito). Este es el precio que hoy día hay que pagar en las empresas para llegar a la cúpula. Tenemos y tendremos los jefes con mejores secretarias, y los empleados con mayor presentismo y la mejor visibilidad. Incluso nuestros hijos estarán jugando en el parque con las mejores niñeras. Pero así no salimos de la crisis.