Merkel en Madrid, cascada de interpretaciones

De la visita de la canciller alemana a Madrid se ha dicho todo lo posible e imaginable, se trata del XXIII encuentro hispano alemán de ministros y jefes de gobierno de ambos países, una reunión (cumbre) con formato anual, que nunca había levantado tantas expectativos y comentarios como ahora.

La visita ocupa cinco horas, entre las 12, cuando Merkel y Zapatero visiten al Rey en Zarzuela, hasta las cinco de la tarde, cuando la canciller tome el avión de vuelta a Berlín, tras la conferencia de prensa prevista para las 15,30 en Moncloa. Esa conferencia de prensa centra la atención pública de la visita, lo que diga Merkel (y lo que insinúe o no diga) constituye el meollo de la visita. Y también lo que siembren los iniciados, esos círculos bien informados a los que queda el trabajo de interpretar sin enseñar la mano. Las inquietantes “fuentes bien informadas” o “fuentes próximas a las conversaciones” van a hacer su agosto esta tarde para inducir titulares, interpretaciones y conclusiones.

Merkel quiere acreditar que en Europa hay disciplina, orden, que no se puede estirar más la manga que el brazo, o al revés y Zapatero pretende subirse al carro de los países grandes que toman las decisiones en ese asimétrico club que es la Unión Europea. La fecha de la visita, prevista desde hace meses, ha funcionado como meta del termómetro reformista del gobierno Zapatero. La posición española ante los mercados financieros que sostienen el déficit público y privado español, ha mejorado durante las últimas semanas, pero está aun lejos de no ser un problema. Las conclusiones de la visita incidirán en esas expectativas. Atención a los gestos, a las insinuaciones y a las conclusiones que se impongan cuando cada mochuelo vuelva a su olivo.

Fuente: Fernando González Urbaneja