El profesor Hans Werner Sinn es un hombre que irradia una envidiable porción de seriedad y profesionalidad, dos aspectos que están relacionados con su fama de ser uno de los economistas más famoso del país.
Sus comentarios son escuchados con respeto y ansiedad y, raras veces, el profesor de 62 años, que luce una barba copiada del fanático y obsesivo capitán Ahab, se permite la libertad de firmar comentarios que puedan traslucir algo tan humano como es la superficialidad.
Hans Werner Sinn, en su calidad de director del prestigioso Instituto IFO de Munich, tiene también la sagrada misión de anunciar cada mes, el resultado del famoso Índice IFO que mide la confianza empresarial que reina en la primera potencia económica de Europa, una tarea ingrata en un país que vivió la recesión económica más grave en los últimos 60 años.
Pero hace unos días, el serio y adusto profesor Sinn sucumbió a las debilidades humanas y dio rienda suelta a un sentimiento parecido a la euforia cuando llegó a su escritorio el resultado de la última encuesta correspondiente al mes de julio, que realizó su famoso instituto entre 7.000 empresarios. "El incremento es el mayor desde la reunificación de Alemania, La economía alemana está inmersa en un ambiente de fiesta", sentenció el profesor.
La alegría de Hans Werner Sinn fue compartida por la totalidad de los expertos que analizan los vaivenes de la economía alemana.
"Esos números son increíbles. Veremos una fuerte tasa de crecimiento en el tercer trimestre", se atrevió a decir Ralph Soeven, economista del Commerzbank. "Estas cifras señalan que la economía alemana, en comparación con el resto de Europa, se comporta extremadamente bien".
El economista no exageraba. El índice subió a 106.2 puntos desde 101,8 en junio, un resultado que dio un fuerte espaldarazo al euro y que sugirió que la economía alemana, al igual que la mitológica ave Fénix que renació de sus cenizas para emprender un vuelo eterno, podría estar disfrutando de un increíble crecimiento que puede contaminar a toda Europa.
Según el IFO, el sector manufacturero de Alemania, un sector clave del crecimiento económico se convirtió en el líder de la recuperación. Los pedidos del rubro ingeniería registraron un incremento récord en mayo y junio gracias a una vigorosa demanda del exterior.
Además, Alemania llego a las semifinales del campeonato mundial de Fútbol, lo que generó una sensación de euforia que elevó las esperanzas de un repunte del gasto de los consumidores.
Cuando todo parecía indicar que la recuperación económica en Alemania seria lenta y difícil, de pronto la locomotora recuperó su dinamismo con una fuerza que ha hecho crear que el país está en vísperas de vivir un nuevo milagro económico, tras la dolorosa y larga recesión.
Dos años después del estallido de la crisis económica planetaria, la industria automotriz germana vive una expansión que obligó a las principales compañías automotrices a contratar turnos extras para satisfacer la demanda.
Las industrias de maquinas, herramientas, electrónica y química tiene sus libros de pedidos repletos y las previsiones más reservadas señalan que el desempleo caerá por debajo de 2,8 millones de personas en los próximos meses y que el país podrá presumir de pleno empleo, a más tardar en 2014.
"Ahora tenemos una situación donde la recuperación económica es muy fuerte", admitió la canciller Angela Merkel, antes de iniciar sus vacaciones. "Alemania fue más fuerte en esta crisis de lo que se pensaba. Eso, por supuesto, tiene que ver en parte con el hecho de que tomamos las medidas políticas adecuadas", añadió.
Es cierto. El espectacular repunte de la economía germana y que puede generar un crecimiento del PIB superior al 2% en 2010, se explica entre cosas por las medidas que adoptó el ex gobierno de gran coalición.
En plena crisis y al más puro estilo keynesiano, el ejecutivo aprobó sendos paquetes de estímulo y rescate que incluían 480.000 millones de euros para los bancos en problemas, 115.000 millones para ayudar a las empresas y 80.000 millones para dos programas destinados a estimular la economía interna.
"La idea era combatir el fuego con fuego", admitió el ex ministro de Hacienda Peer Steinbrück. El gobierno se endeudó pero las empresas recibieron nuevos pedidos y los bancos comenzaron nuevamente a prestar dinero. "El gasto publico, bajo la forma de programas de estímulo, mantuvo a flote la economía", dijo Peter Bofinger, miembro del consejo alemán de expertos económicos.
Los economistas también destacan el apoyo que dio el gobierno para mantener activos a los trabajadores durante menos horas diarias, en lugar de despedirlos. La medida, bautizada en el país como "Kurzarbeit", hizo posible que la gente no perdiera capacidad de compra, lo que mantuvo el consumo interno e impidió que creciera el desempleo.
Gracias a esta medida que llego a afectar a 1,5 millones de personas, la industria tiene ahora a su disposición una vasta reserva de empleados bien capacitados para hacer frente a la demanda.
La recuperación de la economía global hizo el resto, como lo admitió el Bundesbank, que señaló en un informe reciente que la principal fuerza impulsora del país, campeón mundial de las exportaciones, era el crecimiento de la economía mundial, AUDI, Mercedes Benz y BMW, las tres firmas que construyen carrozas de lujo, casi no dan abasto para satisfacer la demanda de países como China e India.
En los primeros cuatro meses del año las exportaciones de estas tres firmas a China aumentaron un 170 por ciento.
"Las empresas alemanas se han recuperado, en forma clara y sorprendentemente rápida, de la profunda crisis económica de los dos últimos años", anotó el periódico Süddeutsche Zeitung, al constatar el nuevo milagro que vive el país. "Se benefician sobre todo por la fuerte demanda mundial"; añadía el editorial, que destacaba otro aspecto que ayudo a las empresas germanas a emerger fortalecidas de la crisis.
Según el periódico los precios y salarios se han mantenido estables en los últimos años, un fenómeno que aumentó la competitividad de las empresas germanas.
"En Alemania tampoco hubo, antes de que estallara la crisis, una exageración económica", señaló Jörg Krämer, jefe de economistas del Commerzbank. "No tuvimos un boom inmobiliario, lo que evitó que los consumidores se endeudaran como fue el caso en Reino Unido. Por eso, Alemania llegó a la recuperación sin lastres y crece más fuerte".
El ministro de economía, Rainer Brüderle también comparte el optimismo de los economistas y cree que el PIB crecerá por encima del 2 % este año, un resultado notable si se recuerda que la economía del país se contrajo en un 4,9 % en 2009. El repunte es el resultado de un esfuerzo de reestructuración enorme en las empresas alemanas", dijo el ministro.
"Hemos vuelto a ser la locomotora económica de toda la Unión Europea", sentenció. Pero ministro no mencionó el "talón de Aquiles" de la fortaleza económica germana: El auge de la industria alemana depende de la salud económica de sus socios comerciales.
Sus comentarios son escuchados con respeto y ansiedad y, raras veces, el profesor de 62 años, que luce una barba copiada del fanático y obsesivo capitán Ahab, se permite la libertad de firmar comentarios que puedan traslucir algo tan humano como es la superficialidad.
Hans Werner Sinn, en su calidad de director del prestigioso Instituto IFO de Munich, tiene también la sagrada misión de anunciar cada mes, el resultado del famoso Índice IFO que mide la confianza empresarial que reina en la primera potencia económica de Europa, una tarea ingrata en un país que vivió la recesión económica más grave en los últimos 60 años.
Pero hace unos días, el serio y adusto profesor Sinn sucumbió a las debilidades humanas y dio rienda suelta a un sentimiento parecido a la euforia cuando llegó a su escritorio el resultado de la última encuesta correspondiente al mes de julio, que realizó su famoso instituto entre 7.000 empresarios. "El incremento es el mayor desde la reunificación de Alemania, La economía alemana está inmersa en un ambiente de fiesta", sentenció el profesor.
La alegría de Hans Werner Sinn fue compartida por la totalidad de los expertos que analizan los vaivenes de la economía alemana.
"Esos números son increíbles. Veremos una fuerte tasa de crecimiento en el tercer trimestre", se atrevió a decir Ralph Soeven, economista del Commerzbank. "Estas cifras señalan que la economía alemana, en comparación con el resto de Europa, se comporta extremadamente bien".
El economista no exageraba. El índice subió a 106.2 puntos desde 101,8 en junio, un resultado que dio un fuerte espaldarazo al euro y que sugirió que la economía alemana, al igual que la mitológica ave Fénix que renació de sus cenizas para emprender un vuelo eterno, podría estar disfrutando de un increíble crecimiento que puede contaminar a toda Europa.
Según el IFO, el sector manufacturero de Alemania, un sector clave del crecimiento económico se convirtió en el líder de la recuperación. Los pedidos del rubro ingeniería registraron un incremento récord en mayo y junio gracias a una vigorosa demanda del exterior.
Además, Alemania llego a las semifinales del campeonato mundial de Fútbol, lo que generó una sensación de euforia que elevó las esperanzas de un repunte del gasto de los consumidores.
Cuando todo parecía indicar que la recuperación económica en Alemania seria lenta y difícil, de pronto la locomotora recuperó su dinamismo con una fuerza que ha hecho crear que el país está en vísperas de vivir un nuevo milagro económico, tras la dolorosa y larga recesión.
Dos años después del estallido de la crisis económica planetaria, la industria automotriz germana vive una expansión que obligó a las principales compañías automotrices a contratar turnos extras para satisfacer la demanda.
Las industrias de maquinas, herramientas, electrónica y química tiene sus libros de pedidos repletos y las previsiones más reservadas señalan que el desempleo caerá por debajo de 2,8 millones de personas en los próximos meses y que el país podrá presumir de pleno empleo, a más tardar en 2014.
"Ahora tenemos una situación donde la recuperación económica es muy fuerte", admitió la canciller Angela Merkel, antes de iniciar sus vacaciones. "Alemania fue más fuerte en esta crisis de lo que se pensaba. Eso, por supuesto, tiene que ver en parte con el hecho de que tomamos las medidas políticas adecuadas", añadió.
Es cierto. El espectacular repunte de la economía germana y que puede generar un crecimiento del PIB superior al 2% en 2010, se explica entre cosas por las medidas que adoptó el ex gobierno de gran coalición.
En plena crisis y al más puro estilo keynesiano, el ejecutivo aprobó sendos paquetes de estímulo y rescate que incluían 480.000 millones de euros para los bancos en problemas, 115.000 millones para ayudar a las empresas y 80.000 millones para dos programas destinados a estimular la economía interna.
"La idea era combatir el fuego con fuego", admitió el ex ministro de Hacienda Peer Steinbrück. El gobierno se endeudó pero las empresas recibieron nuevos pedidos y los bancos comenzaron nuevamente a prestar dinero. "El gasto publico, bajo la forma de programas de estímulo, mantuvo a flote la economía", dijo Peter Bofinger, miembro del consejo alemán de expertos económicos.
Los economistas también destacan el apoyo que dio el gobierno para mantener activos a los trabajadores durante menos horas diarias, en lugar de despedirlos. La medida, bautizada en el país como "Kurzarbeit", hizo posible que la gente no perdiera capacidad de compra, lo que mantuvo el consumo interno e impidió que creciera el desempleo.
Gracias a esta medida que llego a afectar a 1,5 millones de personas, la industria tiene ahora a su disposición una vasta reserva de empleados bien capacitados para hacer frente a la demanda.
La recuperación de la economía global hizo el resto, como lo admitió el Bundesbank, que señaló en un informe reciente que la principal fuerza impulsora del país, campeón mundial de las exportaciones, era el crecimiento de la economía mundial, AUDI, Mercedes Benz y BMW, las tres firmas que construyen carrozas de lujo, casi no dan abasto para satisfacer la demanda de países como China e India.
En los primeros cuatro meses del año las exportaciones de estas tres firmas a China aumentaron un 170 por ciento.
"Las empresas alemanas se han recuperado, en forma clara y sorprendentemente rápida, de la profunda crisis económica de los dos últimos años", anotó el periódico Süddeutsche Zeitung, al constatar el nuevo milagro que vive el país. "Se benefician sobre todo por la fuerte demanda mundial"; añadía el editorial, que destacaba otro aspecto que ayudo a las empresas germanas a emerger fortalecidas de la crisis.
Según el periódico los precios y salarios se han mantenido estables en los últimos años, un fenómeno que aumentó la competitividad de las empresas germanas.
"En Alemania tampoco hubo, antes de que estallara la crisis, una exageración económica", señaló Jörg Krämer, jefe de economistas del Commerzbank. "No tuvimos un boom inmobiliario, lo que evitó que los consumidores se endeudaran como fue el caso en Reino Unido. Por eso, Alemania llegó a la recuperación sin lastres y crece más fuerte".
El ministro de economía, Rainer Brüderle también comparte el optimismo de los economistas y cree que el PIB crecerá por encima del 2 % este año, un resultado notable si se recuerda que la economía del país se contrajo en un 4,9 % en 2009. El repunte es el resultado de un esfuerzo de reestructuración enorme en las empresas alemanas", dijo el ministro.
"Hemos vuelto a ser la locomotora económica de toda la Unión Europea", sentenció. Pero ministro no mencionó el "talón de Aquiles" de la fortaleza económica germana: El auge de la industria alemana depende de la salud económica de sus socios comerciales.
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