Poner un negocio en marcha siempre resulta difícil. Hacerlo en tiempos de crisis lo es aún más. Pero la iniciativa empresarial se convierte en algo fuera de lo común si el responsable de desarrollarla es un joven de apenas 19 años y tiene además a 15 personas trabajando para él.
Y es que ni la situación económica española, ni las escasas ayudas a los emprendedores, ni su corta edad han sido impedimento para frenar las ilusiones de Javier Martínez Pardo de lanzar su propio proyecto. Su sueño se materializaba hace apenas seis meses, con la creación de Diversia Entertainment, una empresa de marketing y publicidad que en un corto espacio de tiempo ha conseguido hacerse un hueco en el sector.
En este tiempo, Javier ha contratado a más de una decena de profesionales de 20 a 30 años. "Los jóvenes estamos deseando implantar nuestras ideas, hacer realidad nuestros sueños y no venimos quemados de trabajos anteriores", destaca el director general de Diversia en referencia a su equipo. "Obviamente, todo ello debe ir unido a preparación, profesionalidad y mucho esfuerzo", añade con convicción.
Pero, ¿cómo consigue un joven de su edad poner en marcha su sueño? "Desde pequeño me he dedicado al sector artístico, ello me ha permitido empezar a tener ciertos contactos en el sector y contar con unos pequeños ahorros que he dedicado a la empresa", explica este joven emprendedor, que asegura no haber recibido otras ayudas. "En la televisión la creatividad está más limitada, por eso quise crear algo por mí mismo", destaca.
"Un ritmo de vida muy ajetreado"
Javier es consciente de que puede ser considerado rara avis en la conocida como generación 'nini', la de los jóvenes que, por uno u otro motivo, ni estudian ni trabajan. Su día a día es un constante ir y venir entre el Instituto de RTVE, donde acude todas las mañanas a las clases del curso de Realización que estudia, y su oficina, ubicada en pleno centro financiero de Madrid.
Pese a su juventud, asegura que la experiencia le ha hecho tener una "dinámica de trabajo muy disciplinada" y, aunque reconoce que se organiza bien gracias al apoyo de su entorno, confiesa no tener tiempo para casi nada. "Montar una empresa es algo muy serio, hay que tener muy claros los sueños y que hay que trabajar mucho", subraya.
"Ahora mismo me falta tiempo de ocio, tengo un ritmo de vida muy ajetreado", dice Javier, que comparte las aficiones propias de los chicos de su edad. "Me gusta la música, el cine, el teatro, la tele, estar con los amigos…", enumera, incluyendo un hobby bastante menos habitual: la aviación. Una pasión que le ha llevado incluso a sacarse la licencia de piloto de avión privado.
"Cuando hice la entrevista de trabajo con Javier, lo primero que me sorprendió fue su edad. Parece mucho mayor por su forma de actuar", confiesa Alfonso Boedo, director de comunicación de Diversia. "Enseguida me convenció la credibilidad del proyecto", afirma este abogado de 32 años. Para él, "Javier es un claro ejemplo de que la gente joven puede hacer cosas. Los proyectos pueden salir bien o mal, pero hay que intentarlo", concluye.
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