Sin novedad en el frente otra semana más: los líderes mundiales peleándose para ser el pavo real de la hipócrita guerra por la libertad de Libia; los políticos nacionales enfangados en sus trincheras electorales, sin enterarse de que cada vez resultan más indiferentes; y los autonómicos, ¡ay de los nuestros!
Pero, a veces, surgen fogonazos de vida real en el teatro de la política: el Gobierno de Esperanza Aguirre abrió el viernes pasado un expediente sancionador a tres eléctricas por cobrar consumos estimados. ¿Qué son los consumos estimados? De un modo subjetivo, porque como usted soy un afectado, la reforma del sistema de tarificación eléctrica aprobada por Miguel Sebastián, la llamada facturación mensual estimada, fue como regalarle a las compañías eléctricas unas botas de legionario para que pisoteen a los consumidores.
La sustitución de las facturas bimensuales por las mensuales, implantada el pasado año, desencadenó miles de denuncias ante las autoridades de Consumo de toda España. La reacción ciudadana se diluyó al fragmentarse por las comunidades, pues la defensa de los intereses de los consumidores, incluso frente a normas estatales, es una competencia autonómica en primera instancia.
Todo el mundo ha comprobado que la reforma sirvió para camuflar una subida de la luz en una factura convertida desde entonces en un jeroglífico indescifrable para los mortales. Pero hay más. El socialdemócrata Miguel Sebastián transformó a millones de españoles en bancos, en prestamistas de las compañías eléctricas. ¿Usted está en paro? Da igual: pague por adelantado y financie a las multinacionales.
La facturación mensual estimada permite a las eléctricas que cobren por anticipado. Medio país está pendiente de pagarés a 90 o a 180 días, pero desde el 2010 las eléctricas facturan antes de prestar el servicio; antes de que se consuma energía. Lo hacen de acuerdo con una estimación, cuya fórmula es un secreto mejor guardado que la poción de Panorámix.
Los bancos no dan créditos; la caja anda pidiendo dinero en un último estertor por evitar la nacionalización, las empresas y los autónomos reciben noes constantes a sus peticiones en las oficinas de las sucursales; y las economías de los países empobrecidos de Europa, el nuestro uno de ellos, se tambalean y hasta caen cuando sus gobiernos acuden a los mercados a solicitar crédito. En medio de ese marasmo, la gente de a pie ha sido forzada a prestar dinero a las eléctricas sin cobrar intereses.
El expediente abierto por la Comunidad de Madrid a las eléctricas, que prevé multas de hasta casi cuatro millones de euros, reavivará las protestas en otros lugares. Lo cierto es que a Esperanza Aguirre se le acumulaban las reclamaciones, unas 14.000 en total, desde hace meses. Actúa ahora y no antes porque, aunque a Rajoy le sepa mal, la presidenta tiene un instinto político inusual: el 22 de mayo hay elecciones y los cabreados con la facturación mensual estimada de la era Zapatero son multitud. En el expediente, la Comunidad madrileña propone que las facturas certifiquen al consumidor que solo se le cobra por la electricidad que consume; que deja de ser un prestamista forzoso. Pues ¡bienvenido sea el instinto electoral de la señora Aguirre!
No hay comentarios:
Publicar un comentario