Los expertos calculan que ninguna entidad financiera española que tenga menos de 100.000 millones de euros en activos podrá sobrevivir sin fusionarse.
Todos expectantes ante las medidas de todo tipo (también fiscales) que el primer gobierno de Rajoy anunciará muy probablemente antes del 31 de diciembre. Reforma laboral y, sin duda, reestructuración financiera con iniciativas para la segunda y más fuerte oleada de fusiones en el sector financiero español. La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y el Banco de España están ya preparando el terreno.
El proceso de fusión afectará muy directamente a ahorradores e inversores y por ello la CNMV está obligando a las entidades a que informen con transparencia del valor real de las participaciones preferentes para que, llegado el momento de las fusiones, no supongan una dificultad añadida ante el descontento de una clientela a la que se vendió mal el producto.
Los expertos calculan que ninguna entidad financiera española que tenga menos de 100.000 millones de euros en activos podrá sobrevivir sin fusionarse. Ello supondría que apenas quedarían en España siete entidades financieras (entre ellas dos antiguas cajas de ahorros). Y este proceso se producirá, sin duda, a una velocidad de vértigo en no más de seis meses a partir de esas primeras medidas del gobierno de Rajoy que se esperan con tantas expectativas. Tal proceso no afectará sólo al sector financiero, sino también a la Bolsa que lleva muchos años bailando al ritmo de los bancos.
El proceso de fusión afectará muy directamente a ahorradores e inversores y por ello la CNMV está obligando a las entidades a que informen con transparencia del valor real de las participaciones preferentes para que, llegado el momento de las fusiones, no supongan una dificultad añadida ante el descontento de una clientela a la que se vendió mal el producto.
Los expertos calculan que ninguna entidad financiera española que tenga menos de 100.000 millones de euros en activos podrá sobrevivir sin fusionarse. Ello supondría que apenas quedarían en España siete entidades financieras (entre ellas dos antiguas cajas de ahorros). Y este proceso se producirá, sin duda, a una velocidad de vértigo en no más de seis meses a partir de esas primeras medidas del gobierno de Rajoy que se esperan con tantas expectativas. Tal proceso no afectará sólo al sector financiero, sino también a la Bolsa que lleva muchos años bailando al ritmo de los bancos.
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