Aunque nunca echará de menos lo mismo alguien de Santander que alguien de Mojácar ni alguien cuyo nuevo destino sea Noruega que alguien que viva en Australia, hay una serie de elementos comunes básicos que harán que si nos lees desde tu nuevo destino, te mueras de ganas de hacer la maleta y entonar el “Vuelve a casa vuelve”.
1) ¡EL JAMÓN!
2) LAS PERSIANAS
6) LAS TAPAS
8) LAS FREGONAS
13) EL COLACAO
17) EL CAFÉ
Va entre exclamaciones pero debería estar escrito en fuente Impact tamaño 72. Ni la fabada de tu abuela, ni las croquetas de tu madre, ni la paella de tu padre; el jamón es el número uno, el Valhalla, el non plus ultra de la morriña. La mitad de las consultas que reciben los operarios de las líneas aéreas en España están relacionadas con poder llevar jamón en los viajes y su semiprohibición en ciertos países hace que circulen packs de envasados al vacío como las botellas de destilados circulaban durante la ley seca. Así que si tienes un poco de jamón cerca, míralo al trasluz, huélelo, hazle una reverencia y degústalo a tope. Se lo merece.
¡Viva!
Qué pesados somos los españoles quejándonos de la falta de persianas cuando vamos por ahí. Pues sí. Invento básico que regula la luz, protege del viento y de las miradas indiscretas, los países de influencia calvinista desconocen completamente su existencia y cada día nos preguntamos cómo pueden vivir sin ellas.
3) LOS BARES DE VIEJOS CUTRES
Antes y después de que fueran tomados por los hipsters, los bares cutres con palillos y servilletas en el suelo, una barra de formica y una placa del mundial del 82 son parte del adn de cualquiera que haya vivido en España. Saber que podías encontrar uno a la vuelta de la esquina abierto a horas intempestivas y regentado por un señor con bigote parlanchín te daba una seguridad en el mundo y en la vida en general de la que ahora careces. A veces también añoras los camareros bordes y el mal servicio. Así de tramposa es la nostalgia.
4) EL SOL
Los de las zonas más septentrionales de la península no lo añoran tanto porque no es un invitado de la vida diaria, pero los que lo dan por supuesto no sabrán lo importante que es hasta que se encuentren con lluvia durante tres semanas consecutivas. No ver el cielo azul en meses tres meses o pasarse ese mismo tiempo rodeado de nieve consigue explicar por qué todos los pueblos antiguos adoraban al sol como Dios supremo. En los países más fríos comprenderás a la perfección por qué la gente se vuelve loca cuando llega la primavera, enloquecerás tú también y participarás del alborozo.
5) LOS TECLADOS DE ORDENADOR
Las tildes. La eñe. No hase falta desir nada más.
Bares, qué lugares
No queda otra que ponerse cañí, tópico y repelente, pero sí, la tortilla de patatas, los choricitos, el pulpo, el pescadito frito, los embutidos, ir de pinchos, tomar tapas, todas esas cosas, las quieres y añoras a todas y a cada una de ellas. Cuando te vayas no te olvides de decir “Aceitunas rellenas de anchoa, a ti te echaré de menos más que a ninguno”.
7) IMPROVISAR
Salir de trabajar con los compañeros e ir a tomar algo sin tener que haber quedado con días de antelación, cuadrado agendas y reservado un sitio. Que el tomar algo sin más se vuelva una cena, y la cena, una noche de juerga. Salir de casa una tarde para hacer un recado y volver a las tres de la mañana cansado, un poco borracho y feliz.
Sin la tapa, la caña no tiene (tanto) sentido
Este, uno de los pocos inventos españoles en la lista de contribuciones mundiales, todavía no ha sido adoptada por todos los países del globo y no entendemos por qué. Prueba a solucionar una inundación provocada por una avería en la lavadora sin fregona. Sí, exacto, ahora eres Cenicienta.
9) LAS BAYETAS
Siguiendo con el campo de la limpieza y el hogar, nunca sospechaste que una bayeta absorbente podía convertirse en objeto de deseo. El gel de ducha en envase grande es una entelequia por la que peregrinar y las esponjas “normales” que tienes en mente y las que encuentras a la venta vienen de mundos diferentes.
10) LA SOBREMESA
Poder alargar la comida/cena/café con cháchara, intimidades, maledicencias y planes para resolver el mundo sin que los camareros te miren mal, sin que cierren las puertas o sin que el resto de los comensales tenga que irse con mucha prisa.
11) LA VIDA EN LA CALLE
Lo más simple se convierte en un privilegio. Estar en una terraza tomando algo al sol puede ser una entelequia en tu nueva vida. Di adiós a los niños que juegan en los parques o en la calle, a salir a pasear sin rumbo fijo por algo que no sea un centro comercial y a las tiendas llenas a las nueve de la noche. Calles atestadas bien entradas las madrugadas veraniegas, adiós.
12) EL TOMATE FRITO
Primera compra importante en tu nuevo hogar. Vas al súper buscando tomate frito porque das por supuesto que está en todas partes, llegas y te encuentras con que no hay, y si lo hay no es lo mismo (“no es lo mismo” se va a convertir en una frase muy repetida en tu vida). A partir de ahora chistes manidísimos como el “cuate, aquí hay tomate” harán que se te salte una lágrima.
En España no sabemos qué es la agorafobia: la vida se hace en la calle
Con sus vetustos anuncios políticamente incorrectos, su icónica imagen, sus grumos, sus inventos peregrinos de cada verano… por muy buenos que sean los productos para chocolatear la leche, no encontrarás nada parecido.
14) NO TENER QUE CONDUCIR
Un tema sensible para los que viven fuera de Europa. Poder ir a cualquier parte sin tener que coger el coche e introducirse en carreteras de cuatro carriles, o incluso poder llegar al trabajo en transporte público (por muy renqueante que sea) es la típica cosa que recordarás nostálgicamente cuando pases al volante de un armatoste un tercio de tu tiempo.
15) LOS HORARIOS
Los locos horarios españoles tienen cosas espantosas como la jornada partida y llegar de casa a trabajar a las ocho de la tarde (o a las once de la noche), pero a la vez esa misma jornada partida permite a algunos privilegiados echarse la SIESTA (ya tardaba en salir) y da lugar a costumbres con las que cuesta más romper de lo que parece, como ¡poder comer a las tres de la tarde! ¡cenar a las diez de la noche! Mágico.
16) EL SENTIDO DEL HUMOR
Tan difícil de definir y tan definitivo, el humor es una de las cosas más específicas y capaces de demostrar la conexión con otra persona, con otra cultura u otro país. Desde pillar los chistes, emplear la ironía o soltar frases de Chiquito o del APM en tus conversaciones cotidianas como si tal cosa, compartirlo provoca una sensación de pertenencia impagable.
Cuando falta el camarero del típico 'bar de viejos'... algo se muere en el alma
Si no se está en Italia, Venezuela o Colombia, es muy probable que esté en el top de las cosas que se añoran. Cada país tiene su forma particular de prepararlo y esto nos lleva a los cafés aguados, los que tienen poso, los engendros con polvos instantáneos… por no hablar del galimatías de las diferentes formas de pedir por el mundo un café con leche o un cortado en tacita o vaso de caña. Te espera todo un mundo de variedades cafeteras y experiencias desiguales hasta dar con la versión del café que te resulte más satisfactoria. Puede que hasta al final te encuentre mirando un Starbucks con ojos de deseo.
18) EL ACEITE DE OLIVA
Aceite de oliva a buen precio, de buena calidad y que no se venda en la sección de delicatesen como aceite italiano (aunque sea español). La mantequilla te encanta y estás convencido de sus bondades, pero una vez más repitamos el mantra “no es lo mismo”.
19) EL PAN: OH, EL BUEN PAN
Pan que no sea de molde, que no sea una baguette recalentada, que no sea precongelado. Aunque la calidad del pan en muchas zonas de España sea como para llorar masa madre y, por ejemplo, en Francia la diferencia es a mejor, si vives en Inglaterra o en un país asiático que no haya sido colonizado por los franceses sabrás de qué estamos hablando.
20) EL TURRÓN (MENCIÓN ESPECIAL PARA EL DE SUCHARD)
Ay de aquellos que tienen que pasar unas Navidades fuera de casa. Las fechas de la nostalgia por excelencia son terreno abonado para recordarlo todo con emoción suprema. Si los italianos han conseguido que el panettone sea fácilmente localizable en supermercados de todo el mundo, la labor difusora del turrón no es ni mucho menos comparable. Hasta el duro y el de yema, que sólo gustan a los abuelos, te encontrarás recordando en tus cenas navideñas.
21) LAS RUFFLES AL JAMÓN
Por supuesto que amas el jamón pero, reconócelo, también las Ruffles que de jamón tienen bien poco. Aquí les profesamos devoción y sabemos lo duro que puede ser pasar muchos meses sin notar esa sensación de que la lengua se te queda como un esparto tras devorar el contenido de una bolsa.
22) LAS PIPAS
Fieles compañeras de los adolescentes que pelan la pava y de los domingos con partidos de fútbol, quién te iba a decir que podrías añorar tanto un producto tan simple, tan sucio y tan omnipresente en los kioskos españoles. Saladas o sin sal, su chasquido te volvía loco y todos sabemos que no, las pipas de calabaza no tienen ni punto de comparación.
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