* Acebes asegura que desconocía la existencia de una caja b en el PP
Por segunda vez desde que está en La Moncloa, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se ha disculpado en el Senado por los casos de corrupción que afectan a su partido. La otra vez fue hace más de un año, en agosto de 2013, por el caso Bárcenas. Esta vez Rajoy se ha visto obligado a pedir excusas en nombre del PP ante la presión en todos los partidos, incluido el PP, para que el presidente reaccionara a los escándalos. Rajoy ha decidido pedir perdón en el día en que el exsecretario general del PP ha declarado ante el juez por una supuesta caja b de la formación, y 24 horas después de conocerse una nueva macrooperación contra la corrupción. "En nombre del PP quiero pedir disculpas a todos los españoles por haber situado en puestos de los que no eran dignos a quienes en apariencia han abusado de ellos", ha asegurado el jefe del Ejecutivo en la Cámara Alta.
Rajoy no anunció ningún tipo de comparecencia especial y más bien dio la impresión de que la reacción se va a quedar en esa petición de excusas leída en el Senado sin más explicaciones sobre los escándalos ni nuevas medidas. Ante esta posiblidad, en el hemiciclo se armó un gran alboroto que acabó a gritos entre la bancada del PP, que recordaba el escándalo de los ERE andaluces, que afecta al PSOE, y los socialistas, que a gritos pedían la dimisión de Rajoy. Chivite le pidió que acuda al Congreso a explicar "la financiación ilegal del PP, los sobres, sus mensajes con Bárcenas, los pagos en b de las obras de la sede, y cuántos dirigentes del PP van a pasar ante la justicia".Todo estaba preparado, tanto que Rajoy ha decidido obviar el contenido de la pregunta sobre desigualdad que le hacía la portavoz del PSOE en el Senado, María Chivite, y ha leído un texto que llevaba escrito para responder a los escándalos de corrupción. Si ayer era Esperanza Aguirre quien pedía perdón por haber nombrado a Francisco Granados, frente al silencio de la cúpula del PP, hoy ha sido Rajoy quien lo ha hecho. "Entiendo y comparto plenamente la indignación de los ciudadanos, lamento profundamente la situación creada. Entiendo el hartazgo de los españoles, estas consultas resultan particularmente hirientes cuando los españoles han tenido que aportar tantos sacrificios y esfuerzos para sacar al país de la crisis", ha asegurado Rajoy en tono grave. Sin embargo, el PSOE lo que le pedía es que haga una comparecencia monográfica en el Congreso sobre corrupción, y Chivite le recordó que los socialistas han pedido ocho veces a Rajoy que comparezca sin éxito.
El propio presidente, en su respuesta, apunto al clásico "y tú más" cuando sacó también los ERE andaluces aunque sin mencionarlos expresamente: "no le voy a hablar de la investigación en el Supremo a diputados y senadores de su partido", dijo en alusión a Manuel Chaves y José Griñán. Rajoy insistió en que la solución es un gran pacto contra la corrupción aunque si el PSOE no quiere sumarse el PP sacará en solitario las medidas que llevan casi dos años en el Congreso. El ambiente de guerra entre PP y PSOE en el Senado augura que eso es lo que sucederá.
Rajoy ha pedido pues excusas en nombre del PP por haber aupado a los implicados, algo que en él no es en absoluto habitual, pero ha exculpado al partido de los comportamientos de sus alcades. El presidente ha enfatizado que en la Operación Púnica no hay financiación irregular, sino que "responde a la codicia personal de los cargos públicos y no a las organizaciones a las que pertenecen", y ha defendido el trabajo de los cargos públicos. "Esos comportamientos extienden una sospecha generalizada", ha apuntado el presidente, "pero esa mancha ensucia injustamente la imagen y la reputación de la mayoría de las gentes de los partidos", ha remachado.
El presidente ha pedido a los españoles que confíen en el Estado de Derecho, ya que los nuevos casos de corrupción se han desvelado porque la justicia y las instituciones "funcionan", y ha asegurado que su compromiso con la "limpieza de la vida pública es total".
En ese sentido, el jefe del Ejecutivo ha avanzado que el Gobierno aprobará medidas "anticorrupción" incluso en solitario. Enumeró las ya conocidas pero no planteó nuevas. "La democracia no puede permitir que nadie juegue con la confianza que depositan en los políticos. Por ello vamos a aprobar las dos medidas anticorrupción pendientes, cuanto antes, el Estatuto del alto cargo y la ley del control de la actividad económica y financiera de los partidos", ha explicado. "Si es con el consenso de la oposición, mejor, pero si no es así, sacaremos adelante las medidas anticorrupción con los votos del PP", ha anunciado.
El PSOE descartó ayer alcanzar un pacto global con el partido en el Gobierno sobre la corrupción. "Ni ha habido, ni hay ni habrá un pacto con el PP", dijo contundente el secretario de Organización del PSOE, César Luena. El PSOE ha venido manteniendo intensas conversaciones con el PP en la búsqueda de un acuerdo en torno a un listado de leyes contra la corrupción política. Los socialistas, con el apoyo de todos los grupos, exigen que Rajoy comparezca la próxima semana antes de poder hablar de un gran pacto. En el PP hay dirigentes que creen que sería una solución adecuada porque la indignación social se ha vuelto insoportable, explican, pero después de la petición de excusas de Rajoy la opinión más extendida es que el presidente medirá si esta reacción ha sido suficiente para bajar la presión y si es así decidirá no comparecer. Lo cierto es que algo parecido sucedió en 2013 y finalmente se vio obligado a convocar un pleno extraordinario.
El propio presidente, en su respuesta, apunto al clásico "y tú más" cuando sacó también los ERE andaluces aunque sin mencionarlos expresamente: "no le voy a hablar de la investigación en el Supremo a diputados y senadores de su partido", dijo en alusión a Manuel Chaves y José Griñán. Rajoy insistió en que la solución es un gran pacto contra la corrupción aunque si el PSOE no quiere sumarse el PP sacará en solitario las medidas que llevan casi dos años en el Congreso. El ambiente de guerra entre PP y PSOE en el Senado augura que eso es lo que sucederá.
Rajoy ha pedido pues excusas en nombre del PP por haber aupado a los implicados, algo que en él no es en absoluto habitual, pero ha exculpado al partido de los comportamientos de sus alcades. El presidente ha enfatizado que en la Operación Púnica no hay financiación irregular, sino que "responde a la codicia personal de los cargos públicos y no a las organizaciones a las que pertenecen", y ha defendido el trabajo de los cargos públicos. "Esos comportamientos extienden una sospecha generalizada", ha apuntado el presidente, "pero esa mancha ensucia injustamente la imagen y la reputación de la mayoría de las gentes de los partidos", ha remachado.
El presidente ha pedido a los españoles que confíen en el Estado de Derecho, ya que los nuevos casos de corrupción se han desvelado porque la justicia y las instituciones "funcionan", y ha asegurado que su compromiso con la "limpieza de la vida pública es total".
En ese sentido, el jefe del Ejecutivo ha avanzado que el Gobierno aprobará medidas "anticorrupción" incluso en solitario. Enumeró las ya conocidas pero no planteó nuevas. "La democracia no puede permitir que nadie juegue con la confianza que depositan en los políticos. Por ello vamos a aprobar las dos medidas anticorrupción pendientes, cuanto antes, el Estatuto del alto cargo y la ley del control de la actividad económica y financiera de los partidos", ha explicado. "Si es con el consenso de la oposición, mejor, pero si no es así, sacaremos adelante las medidas anticorrupción con los votos del PP", ha anunciado.
El PSOE descartó ayer alcanzar un pacto global con el partido en el Gobierno sobre la corrupción. "Ni ha habido, ni hay ni habrá un pacto con el PP", dijo contundente el secretario de Organización del PSOE, César Luena. El PSOE ha venido manteniendo intensas conversaciones con el PP en la búsqueda de un acuerdo en torno a un listado de leyes contra la corrupción política. Los socialistas, con el apoyo de todos los grupos, exigen que Rajoy comparezca la próxima semana antes de poder hablar de un gran pacto. En el PP hay dirigentes que creen que sería una solución adecuada porque la indignación social se ha vuelto insoportable, explican, pero después de la petición de excusas de Rajoy la opinión más extendida es que el presidente medirá si esta reacción ha sido suficiente para bajar la presión y si es así decidirá no comparecer. Lo cierto es que algo parecido sucedió en 2013 y finalmente se vio obligado a convocar un pleno extraordinario.
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