¿Ha fallado el capitalismo?

Seré breve. Ya que lo bueno, si breve, dicen que es dos veces bueno y si malo, menos malo.

El capitalismo es una herramienta económica que trata de costear una actividad: Para ello es necesaria una inversión. El dinero o capital invertido puede ser propio o ajeno (adeudado), y se supone que de esa actividad se obtiene un beneficio que es mucho mayor que el dinero o capital inicial.

Pues bien, el capitalismo reza que si una persona monta una tienda de zapatos, y por lo que sea las ventas van bien, gana mucho dinero, pero si van mal, lo pierde. Parece justo.

Ahí es cuando las grandes empresas que ahora conocemos se les ocurrió la brillante idea, un día, cuando todavía no eran grandes empresas, de vender agua en el desierto. Las ventas fueron tan altas que las empresas se hicieron gigantes y poderosas. Sobraba el capital. Capital para tener a los mejores empleados, a los más caros. Después de vender agua en el desierto decidieron vender helados, y vieron que eso daba aún más dinero. Su capital era imparable, pero aun así decidieron ganar más, y más. La avaricia no tiene fin. Si algún empleado consideraba que ya habían ganado suficiente era depuesto para que hubiera otro que no pensara así. ¿Por qué tener solo un yate pudiendo tener dos? Así que la solución era no solo vender agua y helados, sino venderlos cada vez más caros. Sus ventas obviamente eran menores- oferta y demanda-, pero los ingresos mayores. Ya tenían dos yates.

Con todo, esto no era suficiente y había que pensar, -que para eso les pagaban a los comités de empresa, directores, subdirectores, gerentes y al fin y al cabo responsables de marketing, ventas, etc- en cómo ganar más. La idea fue de nuevo brillante, “invirtamos el capital en algo que no sea opcional a la hora de comprar, invirtámoslo en algo que sea necesario; obligatorio”.
- Medicinas- dijo uno.
- Muy buena idea, pero… ¿y la gente sana?, la gente sana no necesita medicinas.
- Ya lo tengo, las casas: vivienda. La población aumenta y todos necesitamos una casa para vivir.

Dicho y hecho.

Por un lado la empresa gigante compraba casas, por otro lado los propios empresarios que habían tenido la idea y tenian su propio capital compraban casas como particulares, ya que los yates no daban dinero a la hora de revenderlos, y teniendo ya dos para qué queremos un tercero. En cambio las casas… esas se venden, así que ¡Ponme 10! Esto es también fruto del capitalismo, y esto es lo que al final hace que una idea que puede ser justa y buena, con el paso de los años acabe enriqueciendo al rico y empobreciendo al pobre. Ahora estamos en esa época.

La gracia de todo esto es que no hay solución buena, ni mucho menos ideal, pero quizá haya una que sea la menos mala: Pero… ¿Cúal? ¿Libre mercado? ¿Precios regulados?

Aqui se abre otro debate pero he prometido ser breve.


CBJ.