Si me lo permiten, y sé que me lo permiten porque el movimiento está abierto a todos, voy a hacer una propuesta concreta y que va al verdadero corazón del problema, donde más duele a los saqueadores de nuestra sociedad. Según mis cuentas, y con datos oficiales, podría suponer unos 20.000 millones de euros de un golpe, y sin que la economía se resintiese de ello.
Se trata de no se puedan desgravar fiscalmente las facturas emitidas en paraísos fiscales.
Así de simple. Así de sencillo. Compre usted donde quiera, porque en este país el comercio es libre y estamos adheridos a los tratados de libre comercio. Compre usted en el precio que le parezca y en las condiciones que mejor estime.
Pero fiscalmente, a la hora de calcular ingresos menos gastos, si la factura de gasto procede de un paraíso fiscal, y hay una lista de la OCDE que dice cuales son, esa factura no la puede contabilizar usted como gasto. Si vende por 7 y compró en Gibraltar, el beneficio es 7. Si vende por 7 y compró en Bermudas (electrónica en general) el beneficio es 7.
Su factura es legal, su factura es buena, pero no es desgravable. Lo mismo que las dietas a partir de una cantidad. Lo mismo que los gastos de comida y kilometraje. Nadie duda de la legalidad de las facturas, que son mercantilmente válidas, pero fiscalmente no desgravables.
¿Os acordáis del método de la ballena? Pues imaginad lo que se recaudaría con esta simple medida. Y sin apretar más a las empresas que producen y crean empleo aquí. Sin subir los impuestos a nadie. Sin pedir que unos paguen más que otros. Simplemente, haciendo que el dinero no se quede en paraísos fiscales mientras la plusvalía se obtiene aquí.
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