martes, 17 de febrero de 2015

De ganar 10.000 euros a la semana a dormir en un aeropuerto

*   Ferran fue un tiburón inmobiliario sobrado de aleta caudal que montaba fiestas salvajes
*   Esta es la crónica de un subidón fulgurante y el relato de una lenta caída.


Movía maletines llenos de billetes ordenados en fajos, llegó a ganar 10.000 euros a la semana, fue un tiburón inmobiliario sobrado de aleta caudal y montaba fiestas salvajes donde amanecías vestido con la ropa de otro. O de otra.

No es que Ferran Pla haya vivido por encima de sus posibilidades. Es que lo ha hecho muy por encima: exactamente a 38.000 pies de altura. Aquellos días en que todo se le hacía poco y decidía irse con los amigos a Nueva York, Roma o a París. A tomar la última.

Su historia es bien conocida en los albergues de Barcelona, donde forma parte del nutrido imaginario de personajes míticos y donde la crisis ha alumbrado una nueva tipología de pobres. Tipos que llegan con traje pero sin nada más. Tipos que no encajan. Tipos que piensan que ellos no deberían estar allí.

Por algo le llamaban el Señorito en el año y medio que ha vivido dentro. Por algo hay detalles que es mejor obviar. Por algo nos pide una cosa: que le compremos una cajetilla de tabaco de las baratas. El pasado miércoles. Cuando hace no demasiado tiempo podría haberse encendido un Cohiba de los caros, echarnos el humo a los ojos y tirarlo a la mitad.

"Entonces era muy fácil ganar dinero en el mundo inmobiliario. Porque se compraba todo lo que se edificaba. Todo se vendía. Sé de gente que fue al banco a pedir 175.000 euros y salió con 250.000...Yo valía para ese negocio. Me di cuenta. Había trabajado enMatesa. Después estuve en Colombia. Hasta que en 1994 me llamaron para venir a una de las empresas más fuertes del sector. Para vender casas. Ya te digo, yo valía para eso, vaya que si valía».

Esta es la crónica de un subidón fulgurante y el relato de una lenta caída. Nos interesa poco la historia del joven que trabajaba como dependiente de Almacenes Capitol para pagarse los estudios de ingeniería técnica. Nos interesa mucho esa otra, la del barcelonés maduro que tocó el cielo en la era del ladrillo y aterrizó al cabo del tiempo sin nada en El Prat. En 2012. Con 100 euros en el bolsillo como todo capital, una cartera y una corbata. Arruinado. Para quedarse a vivir en el aeropuerto.
"En la época de las vacas gordas hacíamos cosas ilegales como cobrarle al comprador de la casa un 6% de comisión, algo que era ilegal. Yo movía maletines llenos de billetes, con millones de pesetas. Vivía en el barrio de Salamanca. Era alguien importante enTecnocasa. Había semanas que me sacaba 10.000 euros... Mi perdición fue la coca (había días que me metía 10 gramos), el alcohol y el buen yantar. A lo mejor me daba el punto y me iba a cenar a Nueva York, Estambul o por ahí. Con chicas. Nunca menos de dos".

A Ferran Pla eso de irse a la mierda debió de ocurrirle más o menos en torno a 2006. Está escrito que aquel año Evo Morales llegó a la presidencia de Bolivia, que moría Rocío Jurado, que entraba en vigor la ley antitabaco. Pero muy poco de cómo los ferranes se iban a la mierda.

"Fue poco a poco. No pasas de la noche a la mañana de ganar 10.000 euros a la semana a quedarte sin nada, no. Es poco a poco.La cosa iba a peor. La gente dejó de comprar. En 2012 ya había vendido todo, los muebles, la televisión, el ordenador... Para pagar las deudas que tenía. No me quedaba nada. Así que dejé Madrid para regresar a Barcelona".

En la película La terminal, Tom Hanks interpreta el papel de Viktor Navorski, un ciudadano de una antigua república soviética que se ve atrapado en el aeropuerto neoyorquino de JFK durante años. En el de remake del barcelonés, Ferran Pla estuvo ocho días.

"Como no tenía dónde ir, decidí quedarme en El Prat. Porque la estación de Sants cierra por la noche y es mucho más insegura. Era diciembre y fuera llovía. Allí en el aeropuerto estaba bajo techo, protegido. Cuando me gasté el último de los 100 euros que llevaba, me tuve que buscar la vida. Para comer robaba sándwiches del bar. Me afeitaba con las maquinillas que cogía de la tienda. Me aseaba en el baño de los discapacitados, porque había más espacio y me apañaba mejor. Lavaba los calzoncillos a mano en el lavabo. Caminaba. Me sentaba. Dormía en los sofás de la cafetería... Cuando venían los seguratas a la T-1, yo me iba a la T-2. Cuando iban a la T-2, yo me iba a la T-1. Y allí me veías siempre con mi maleta y mi corbata. Aunque estaba sin un duro, era un señor".

Hablamos con frío. En esta casa de la calle Provençals donde el Ayuntamiento de la ciudad le paga a Ferran el alquiler de una habitación hace frío. También te provoca frío su dormitorio. Frío saber que en diciembre se le acabó la renta de 426 euros que cobraba.Frío que al comedor social al que acude vayan familias que aún no están rotas. Los tres albergues que describe. Las fotos antiguas. Este derrumbe.

-¿Y no me podéis dar algo?

-Tomamos un café, si quieres.

"La vida es una mierda. No tengo ni un euro para comer pero creo que lo peor ya ha pasado. A los albergues no quiero volver a ir porque el ambiente es muy jodido, lleno de pringaos. Es como entrar en una película de Fellini donde los personajes tienen la cara desencajada... Cada vez hay gente más jodida, cada vez están más llenos los albergues, cada vez hay más españoles que se han ido a la mierda... Un día, allí dentro, me hice una pregunta importante: '¿Pero qué hago yo aquí?'. Y con el tiempo encontré la respuesta: 'Si estoy aquí dentro es porque soy igual que ellos'".

martes, 10 de febrero de 2015

Puertas giratorias


Recientemente el programa del periodista Jordi Évole con Esperanza Aguirre nos recordaba que dimitan o no, trabajen más o no en política, siempre hay un buen puesto en la empresa privada, o en un puesto estatal para los políticos y expolíticos. Recordamos este listado:




martes, 3 de febrero de 2015

El paro subió en 77.980 personas en enero: hay 4.525.691 desempleados


El número de parados registrados en las oficinas de los servicios públicos de empleo (antiguo Inem) se situó al finalizar enero en 4.525.691 personas, tras subir en 77.980 desempleados respecto al mes anterior, su menor alza en un mes de enero desde 2007, según ha informado este martes el Ministerio de Empleo y Seguridad Social. Hoy se han conocido también los datos de afiliación: 200.000 personas menos en enero tras el fin de la campaña de Navidad.

Con el repunte de enero, el paro vuelve a subir tras dos meses consecutivos de bajadas: en diciembre se redujo en 64.405 personas y en noviembre en 14.688 personas. Enero es un mes en el que, históricamente, siempre sube el desempleo por la finalización de la campaña navideña.



Desde el comienzo de la serie, en 1997, el paro ha crecido en todos los meses de enero, especialmente en 2009, cuando se incrementó en casi 200.000 desempleados. En enero del año pasado, el paro aumentó en 113.097 personas.

En los últimos siete años, el paro registrado ha aumentado por término medio en los meses de enero en 144.000 personas, según ha resaltado el Ministerio.

No obstante, en términos desestacionalizados, el paro registrado disminuyó en 42.723 personas en el primer mes del año, el mejor dato en un mes de enero de toda la serie histórica.

Durante los últimos doce meses, el desempleo se ha reducido en 288.744 personas, su mayor descenso interanual desde 1998, con lo que la tasa interanual se ha situado en el -6%, según el Ministerio de Empleo.

Sube más entre las mujeres

Según los datos de Empleo, el paro subió en enero en ambos sexos, aunque más entre las mujeres, con 52.651 desempleadas más (+2,2%), frente a un repunte del paro masculino de 25.329 desempleados (+1,2%). Así, el total de mujeres en paro se situó al finalizar el mes pasado en 2.387.854 y el de varones, en 2.137.837.

El paro aumentó en enero en los servicios, con 76.744 parados más (+2,7%), y en la agricultura, que sumó 15.858 desempleados (+7,4%), y bajó en el resto. El recorte más pronunciado se lo anotó la construcción, con 7.857 desempleados menos (-1,4%), seguido del colectivo sin empleo anterior, con 6.012 parados menos (-1,6%), y la industria, que redujo su cifra de desempleados en 753 personas (-0,1%).

Por edades, el desempleo bajó en 3.018 personas entre los menores de 25 años (-0,8%), mientras que entre los mayores de dicha edad subió en 80.998 personas, un 2% más respecto a diciembre. En términos interanuales, el paro de los jóvenes menores de 25 años se ha reducido en 44.155 personas, un 10,3%.

La población extranjera aumentó su número de parados en el primer mes del año en 12.208 desempleados respecto a diciembre (+2,3%). En total, los inmigrantes en paro sumaban al finalizar el mes pasado 543.199 desempleados, con un descenso de 26.437 parados (-4,6%) respecto a enero de 2014.

Por comunidades autónomas, el desempleo descendió en enero en tres de ellas: Extremadura (-1.113 parados), Canarias (-939 desempleados) y Baleares (-494 parados). En las otras 14 regiones se registraron incrementos, principalmente en Andalucía (+28.033 parados) y Comunidad Valenciana (+7.569).

Crecen los contratos indefinidos

En cuanto a la contratación, en enero se registraron en el antiguo Inem un total de 1.367.795 contratos, un 8,6% más que en igual mes de 2014. Del conjunto de contratos, 120.239 fueron contratos fijos, cifra que equivale al 8,8% del total de la contratación y que supera en un 22,2% a la de un año antes.

En enero se celebraron 12.952 contratos de formación y aprendizaje, un 10,2% más que un año antes, mientras que los contratos en prácticas sumaron 5.820, un 37,4% más respecto a enero de 2014.

En el primer mes del año se realizaron un total de 18.772 contratos de carácter formativo, mientras que 1.228.784 fueron otro tipo de contratos de carácter temporal, de los que el 25,1% eran eventuales por circunstancias de la producción y el 29,1% de obra o servicio. Además, los contratos temporales con jornada a tiempo parcial ascendieron a 392.667 (el 28,7%).

lunes, 2 de febrero de 2015

Tipos de cabrones que pueblan las oficinas

Es lunes y hay que volver al trabajo o a las clases. Muchos de vosotros vuelve a la oficina. Puede que os guste vuestra faena, pero la gran mayoría vais a un lugar feo, lejano e incómodo en el que hacéis algo que no os llena con gente que no soportáis a cambio de un dinero que no podéis gastar porque estáis en un lugar que no os llena con gente que no soportáis. Desde los 20 a los 26 años trabajé en una oficina. En la del departamento de prensa de un equipo que va de blanco, gana muchas cosas y tiene al que algunos califican como el único portugués guapo del planeta. Una redacción en la que estaba rodeado de comadrejas.

Ilustración de Dan Evans
Tengo suerte de haber escapado. Como periodista, guionista y cómico, trabajo desde casa y en los bares. Los dos sitios donde más tiempo he pasado y donde más cómodo estoy. De hecho, escribir en casa me permite ganarme el sueldo desnudo. Una pena no poder conocer en persona la redacción de Vice para poder despellejarlos. Que otra cosa no, pero esta revista nos deja libertad total de expresión y conviene recordarlo en tiempos en los que eso es una utopía.

Es cierto que las oficinas son un pequeño hábitat. No se puede estereotipar. Tomando unas cervezas con una amiga de sonrisa infinita le conté que iba a escribir esto y me dijo que los estereotipos no molan. Yo, como buen pagafantas, lo he tenido en cuenta y antes de darle a la tecla he llamado a varios colegas que se pudren en sus trabajos para que me cuenten su experiencia. Hay algunos tipos que se repiten. Yo los he tenido muy cerca.

El trepa

Un profesional. El gen trepa se lleva en el ADN. Personas sin carisma pero estrategas profesionales. Se dejan pisar por los de arriba y no dudan un momento en destruirte. Aunque el curro sea una basura, tienen vidas tan tristes que triunfar en el trabajo lo es todo. Chivatos profesionales. Es importante detectarlos a tiempo ya que usarán todo lo que digas o hagas en tu contra. Sin que tú te enteres. Son ninjas acomplejados que se mueven con mucho sigilo. En la Universidad se sentaban delante, tenían un muelle en la mano para levantar el brazo más veces que tú en un concierto de rap.

Es muy complicado luchar contra estos seres ya que en cuanto bajes la guardia lanzan su zarpazo pelota. Cuidado con si lanzan su gran onda vital: el chismorreo. Si te descuidas pasarás a ser el borracho o la putón de la empresa. Cómo si beber o follar fuese malo (de lo primero soy nivel leyenda). Tuve un compañero así. En la redacción éramos nueve. Entraron jefes nuevos. De esos que lo primero que hacen es echar a todo el mundo y meter a su rebaño. Algunos nos fuimos, a otros los despidieron. Solo queda uno. Adivinad quien...

El profesional del escaqueo

Su virtud es su simpatía. Tienen historias y chistes como para engatusarte en dos cañas. Caen bien a todo el mundo y lo saben. Son perfectos cuñados que saben de todos los temas, desde líquidos de piscinas hasta microeconomía. Por supuesto, expertos en fútbol. Los días después de un partido importante no les pidas nada. Están en un intenso debate con todo el edificio sobre los vómitos de Messi. Llevan años en la empresa... ¿Por cierto, alguien sabe a que se dedican? No. Eso sí, su media horita en el baño leyendo el periódico no se la quita nadie.

Siempre les he admirado. Si hay comida de empresa o algún cóctel, saben donde colocarse en todo momento para comer como en una boda. Es fácil encontrarles en la máquina de café o la fotocopiadora. Auténticos arquitectos de los festivos. Manejan los días libres y las bajas por cualquier cosa para hacer puentes de diez días. Por supuesto, nunca se quedan ni un minuto más de su hora. Nunca le pidáis un favor. Estáis perdidos. No les miréis a los ojos. Son como la medusa, si les miras a los ojos harás lo que te pidan. Pero si lo que quieres es irte a tomar unas copas, son tu mejor opción.

El gris

El preferido por los jefes. Por los pocos que saben que existe. Hace bien su trabajo. Llega antes y se va más tarde. Incluso se lleva trabajo a casa. No sale de copas, no habla, no tiene más inquietudes y aspiraciones que rellenar correctamente sus hojas de Excel y respirar para vivir. No es divertido, no tiene carisma, no hace ruido y soluciona un montón de marrones. Se come todos sin rechistar porque no tiene el valor de decir una palabra más alta que otra. Poco agraciados físicamente, sin ninguna virtud más allá de hacer eficientemente su trabajo. Méritos que muchas veces se atribuye el trepa. No aspires a tener una conversación larga con él más allá del 'se va a quedar buena tarde'. Eso si sabes como se llama. Cuando tocan los despidos, son los primeros en caer. A nadie le importa su vida ni nadie le va a echar de menos. Seguramente nunca más volverás a saber de ellos. Ni falta que hace.


La tía buena

No seamos machistas. También pasa con tíos buenos. Guapazas y guapazos que saben que lo son y saben usarlo. Son genéticamente perfectos, huelen como debe olerle el pelo recién lavado al mismísimo Dios. Diplomáticos y agradables, no molestan mucho. Pero tienen un plan oculto. Ascender sin parar.

Su belleza y facilidad a la hora de relacionarse hacen que todo el mundo les ame. En un mundo como el que me desenvuelvo, el de la televisión, su físico agradable abre miles de puertas. El tipo gris está enamorado de la tía buena en secreto y cuando pasa se esconde y aparta la mirada no vaya a ser que le salude. Muy peligrosos.


El pijo

O la pija. Insoportables. Si han estado en Nueva York, en todas las frases soltarán un 'pues esto en Nueva York es mejor'. Que sepas que han viajado más que tú. Llevan ropa de marca –probablemente falsa–, quedan con sus amigas para hacer un brunch, desayunar fuerte para el resto de los mortales. Después del trabajo se van de afterwork, que es como llaman estos seres abofeteables a tomar unas cañas después de currar. Siempre serás un ser inferior. Tuve una compañera así. Ojo, que vivía en Villaverde, un barrio muy chulo pero obrero y nada chic. Un servidor iba a currar con camisetas y zapatillas y sentía como se me clavaba su mirada de condescendencia. Creo que para ella era una especie de mendigo. Eso que aún no se llevaban las barbas de indigente.

El hijo del jefe

Estás acabado. Hoy es tu becario, mañana tu compañero y en dos semanas tu jefe. No todos son así pero por lo general son inútiles funcionales con más dinero que el que nunca podrás ahorrar, flequillos pequeñonicolasianos y muy pocas ganas de trabajar. ¿Para qué? ¿Quién haría un curro aburrido sin necesidad? La tía buena es su mejor amiga y muchas veces su futura novia. Han nacido para estar juntos. Como dijo una vez uno de mis poetas de cabecera, Diego Serrano (sí, Resines en una serie que a mí me gustaba): No se le pueden poner diques al mar.