lunes, 16 de junio de 2014

Economía 1 - Fútbol 0

El Mundial de fútbol de 2014 será el más caro de la historia con con una inversión de 8.671 millones, casi el doble de lo previsto.

Maracaná, 1950, minuto 79. La efemérides del último Mundial que organizó Brasil tiene coordenadas que pocos olvidan: un zapatazo del uruguayo Ghiggia enmudeció a 170.000 hinchas brasileños que vieron cómo la celeste ponía el 2-1 en el marcador y se llevaba el trofeo frente a la anfitriona. Hay silencios cuyos ecos nunca se apagan. Y clamores.

Brasil, 2014, minuto cero. El silencio en el campo ha sido sustituido por el ruido de las protestas. En el metro. En las calles. A las afueras de los estadios. 64 años después, el país del fútbol se enfrenta a la posibilidad de un nuevo «Maracanazo». Esta vez, económico.

Leyenda deportiva, espejismo económico.

 Las protestas contra la situación social, la corrupción y la mala gestión del evento han cruzado el país y han abierto el interrogante sobre el verdadero impacto del Mundial en la economía brasileña. En 1950 también hubo problemas similares. Entonces se criticó la construcción del estadio de Maracaná y se denunció el sobrecoste de la infraestructura. Pero ahora el impacto es de miles de millones de euros. Brasil 2014 ha sido el Mundial de Fútbol más caro de la historia, con un presupuesto de 8.671 millones de euros, casi el doble de los 4.400 millones de euros iniciales y muy por encima de los 2.947 millones de euros que dedicó Sudáfrica en 2010.

Pero, ¿supondrá el Mundial un gol para la economía? Se cruzan las apuestas sobre cuál será su impacto económico. La consultora Ernst & Young calcula el impacto directo del Mundial de fútbol en la economía brasileña en un 2,17% del Producto Interior Bruto entre 2010 y 2014. Y reseña que el Mundial tendrá un «efecto cascada» que multiplicará por cinco el efecto indirecto de las inversiones iniciales. Un impacto total que KPMG eleva a 58.000 millones de euros.

Hay análisis más pesimistas. La empresa de seguros de crédito Euler Hermes cree que «la Copa del Mundo de Fútbol 2014 y los Juegos Olímpicos 2016 no han tenido ni tendrán un gran impacto en la economía del país». La explicación de la compañía es que la economía brasileña no está preparada para absorber todo el rédito que pueden generar los eventos. En el mejor de los casos, señala, «el impacto en el crecimiento del PIB estará limitado a un 0,2%». Y aún así, el golpe a la inflación sería mayor: subiría un 0,5% en 2014.

Marca Brasil

El gran potencial de estos eventos deportivos es una cuestión de marketing. «¿Qué precio le pone a tener a 600 millones de personas pendientes del televisor? El Mundial es un gran anuncio televisivo global», especula Robert Tornabell, catedrático de Banca y Finanzas Corporativas de Esade Business School. En cambio, las ganancias materiales son menores: el impacto es corto en las ventas anuales de las compañías, explica Moody’s, al tratarse de un evento que tan solo dura 32 días.

Un éxito organizativo elevaría claramente la imagen de Brasil en el mundo. «La celebración de Brasil como potencia económica y mundial es uno de los objetivos del Mundial y de los Juegos de Río. Sin embargo, las protestas, la mala organización, los sobrecostes... provocan que la imagen dada no sea la prevista», lamenta Juan Carlos Martínez Lázaro, profesor del IE Business School.

Asimismo, el momento elegido para mostrar Brasil no ha sido el más idóneo desde el punto de vista económico: en los dos últimos años su PIB per cápita se ha reducido desde los 9.371 dólares de 2011 a los 8.350 del año pasado, fruto del menor crecimiento que atenaza al país. «La desaceleración económica es el verdadero motivo de las protestas, no el Mundial. La desaceleración de China ha provocado que reduzca sus compras de materias primas a Brasil, lo que ha afectado a la economía brasileña. La calle percibe eso, ve los sobrecostes del Mundial y protesta», analiza Tornabell.

En este contexto, el Mundial se presenta como un estímulo que puede reanimar la economía. En los parqués el sentimiento es positivo. La Bolsa de Sao Paulo (Bovespa) ha subido un 19% desde marzo tras encadenar meses de bajadas. Tornabell recuerda a su vez que el real se ha apreciado desde entonces. Sin embargo, la gran diferencia la puede marcar el turismo. El Gobierno brasileño calcula que hasta 3,7 millones de personas viajarán al país durante el Mundial. De ellos, 1,9 millones asistirán a los actos del evento y, en total, gastarán 2.236 millones de euros. Los sectores más beneficiados: bebidas, alimentación, finanzas así como energía, por el mayor consumo. Otro efecto positivo llega de forma indirecta: la mejora en las infraestructuras de transporte puede aumentar la eficiencia de la cadena de valor de algunos sectores y prepara al país para los Juegos Olímpicos de Río, apunta Sandalio Gómez, director del Center for Sport Business Management del IESE.

Algunos expertos sostienen que un Mundial de Fútbol puede también suponer un estímulo para el país vencedor. Hace cuatro años, el banco holandés ABN Amro cifró en un 0,7% del PIB el impacto de ganar la Copa del Mundo para la economía afortunada. «En 2010 ya vimos el efecto de ganar el Mundial en la economía española», ironizaMartínez Lázaro que sí destaca que el evento provocará un incremento en la hostelería y la restauración nacional, pero «poco reseñable a efectos de PIB». «La recuperación que se viene observando en los primeros meses del año en dicho sector se vera reforzada durante el Mundial teniendo un efecto multiplicador si España lograr llegar hasta el final», describe Juan José Cano, socio de KPMG Sports.

La Copa del Mundo de Brasil puede dejar un recuerdo eterno en Brasil: si la selección local levanta la Copa en Maracaná, celebraría su sexto Mundial de fútbol. El país enloquecería. Pero los efectos económicosdel evento no pasarán de ser fugaces. Martínez Lázaro lo resume así: «Si la organización del Mundial es la correcta, Brasil puede enderezar su imagen. Todo este debate puede quedar en el aire, suspendido, una vez comience a rodar el balón».

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