martes, 21 de diciembre de 2010

Lecciones desde Islandia

Uno de los más claros ejemplos del papel paternalista del estado lo podemos observar en una ley Islandesa aprobada en 1915, veamos qué es lo que se debatió por entonces en el parlamento.
Aquellos con los salarios más bajos y de una extracción social más humilde tienden a ahogar sus penas en alcohol (…)El Parlamento debe ser como el padre para un hijo, conocedor de lo que es mejor para su bienestar. Los pobres empiezan a beber cerveza porque es el alcohol más barato. Pero una vez que la han consumido acaba conduciendo al consumo de licores más duros

Así que ni cortos ni perezosos, prohibieron la cerveza hasta 1935 cuando mediante un referéndum nacional se permitió la importación de cerveza de menos de 2,25%. No fué hasta 1985 cuando se legalizó de nuevo la cerveza con mayor graduación.

Si bien, no considero esta una lección que aprender de Islandia si me parece meritorio reconocer su interés por el bienestar de los ciudadanos (algo exagerado) su determinación en prohibir y castigar a los que hacen las cosas mal, así como preguntar al pueblo, en referendum, por todas las decisiones realmente importantes.

Tal espíritu sigue presente en esta helada isla tan dañada por la crisis actual. La semana pasada nos enteramos de que salieron de la recesión en el tercer trimestre, volviendo a crecer por primera vez desde que su sistema financiero se derrumbó en 2008. Al igual que Irlanda y Grecia, Islandia ha adoptado muchas medidas de austeridad para reconstruir su economía, pero a diferencia de Irlanda y Grecia, Islandia permitió que bancos privados quebraran, y su divisa, la corona, ha caído entorno al 46 por ciento frente al dólar desde que comenzó el 2008.

Los tres mayores bancos islandeses, que se expandieron de forma muy dinámica durante la burbuja crediticia, quebraron y se nacionalizaron en octubre de 2008. Poner en orden el desastre provocado por uno de ellos, el Icesave unidad de Landsbanki, hizo incluso que se enturbiasen las relaciones con Gran Bretaña y los Países Bajos, de donde provenían gran parte de las inversiones particulares, retrasando de esta manera la ayuda internacional.

Los islandeses han aguantado la presión internacional que les exigía el pago íntegro a ambos gobiernos de los 5.400 millones de dólares que habían depositado los holandeses y británicos en sus instituciones financieras. En Marzo hicieron un referéndum en el que se consultó a sus ciudadanos acerca de si respaldaban o no el pago, y dio como resultado un rechazo abrumador por parte de los votantes. No sólo eso, si no que además los banqueros responsables del colapso financiero han ido a la cárcel.

Actualmente, con excepción del sector financiero, la economía real va relativamente bien. Es cierto que el consumo sigue estancado, pero el sector de las exportaciones, consistente principalmente en la pesca, el aluminio y el turismo, estan mejorando a un buen ritmo. El que hayan salido de la crisis no significa que todo esté como si no hubiese pasado nada, su nivel de vida ha retrocedido a niveles similares a los de 2003 y la peor parte se la llevan los jóvenes que solicitaron préstamos en el momento álgido de la burbuja y ahora tienen que cargar con importantes deudas.

Pese a que veamos su economía en crecimiento hay que tener en cuenta que la demora en los proyectos de inversión, más la necesidad de reestructuración de las deudas de los hogares y de las empresas seguirían afectando al crecimiento, de hecho el FMI y algunos gobiernos miembros acordaron en noviembre de 2008 que aportarían 2,1 mil millones de dólares para contribuir a la reconstrucción de las finanzas islandesas.

La experiencia islandesa, ofrece una lección para la zona euro que ve como varios países se encuentran ante problemas similares: Si pasas por una burbuja económica y necesitas corregirla, la respuesta es no convertir la deuda privada en pública, es mejor reestructurarla. Parece que dejar quebrar a los bancos, en vez de rescatarlos ha dado su resultado en el primer país en suspender pagos en esta crisis y al igual que en el fin de la prohibición de la cerveza, los grandes problemas económicos deben ser apoyados y consultados a los ciudadanos, ya que serán ellos los que paguen los platos rotos y saquen al país de la crisis. ¿Creéis que les funcionó porque eran un país pequeño o porque es la solución más lógica? ¿Ha ayudado a su recuperación el que estén fuera del Euro?

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