lunes, 24 de septiembre de 2012

¿Esta es la España que nos dejan?

La semana pasada tocaron a la puerta y fui para allá. Siempre echo un vistazo por la mirilla y al hacerlo he pensado que se trataba de una vecina, pero al abrir la puerta he encontrado delante a una señora que rozaría los 70 años, bien vestida, aseada, educada en las formas …

Resumiendo mucho, me ha dicho que agradecería mucho algo de comida, que sus hijos están en paro y que es ella quien tiene que mantenerlos con su pensión. Que no le da para alimentar a toda la familia y que ha decidido ir casa por casa tocando a las puertas y ver si de esa manera podía llegar a finales de mes porque tenía la nevera vacía (estábamos a día 20 y los pensionistas cobran el día 25).

Se ve que la señora me ha visto que estaba dispuesto a escucharla y se ha desahogado un poco conmigo. Me ha dicho que sus hijos estaban en casa y se pensaban que se iba a la compra todos los días (de hecho, iba con el carrito), pero que se estaba dedicando a mendigar de aquella manera y que no quería que se enterasen porque bastante estaban pasando ya. También me ha dicho que no era de su agrado hacer ese tipo de cosas, pero que no se avergonzaba pues ella misma hace muchos años estuvo en la situación contraria y que en varias ocasiones tuvo que dar comida a gente que iba tocando a las puertas.

También me ha dicho que no quería dinero, que ella siempre había ofrecido ayuda pero nunca había dado dinero y que no quería que hicieran eso con ella. Esto ha sido lo que me ha dejado descuadrado.

Le he dicho que me hiciese el favor de esperarme en la puerta de casa, que iba a vestirme y nos íbamos a ir los dos a un mercadona que hay cerca para hacer la compra. No quiero extenderme mucho sobre cómo ha terminado todo, pero al final ella se ha llevado un buen carro de comida pagado por mi y yo me he llevado un abrazo de esta señora y hemos llorado juntos. Ha sido el dinero mejor gastado de mi vida y le he dicho que siempre que pueda intentaré echarle una mano.

Pero eso no es todo

Desde siempre, a todos nos han pedido alguna vez por la calle dinero con diversas excusas y de ti ya dependía ofrecer tu ayuda o no. Siempre ha habido mucha cara y poca vergüenza en este tema y todos lo sabemos. Por ejemplo, por mi zona siempre está el que yo llamo el “Mortadelo” porque siempre va con una caja de mortadela roída y se acerca a ti pidiendo dinero para pan. También está el “Eterno viajante” que suele ponerse cerca de la Renfe y te pide 1 euro porque es el dinero que le falta para poder comprar el billete a Barcelona y volver a su tierra …

Lo que me llama la atención, y es lo que me parece extremadamente desesperanzador, es que las personas que se han acercado a mi pidiendo ayuda en este último tiempo, no tienen pinta de sinvergüenzas, sino de gente realmente necesitada.

Si me pongo a recordar, y sin ánimo de hacerme el héroe salvador (que es lo último que quiero hacer con este post), en estos últimos meses recuerdo:

A un chico que nos pidió dinero para cenar a un grupito de amigos y a mi. Recuerdo que casi se puso a llorar en el acto, y la verdad es que me sentí tremendamente incómodo porque podía tener más o menos la misma edad que nosotros. Le dijimos que dinero no dábamos, pero que si quería podíamos ir al 24 horas que estaba a 5 minutos andando. Dijo que por supuesto que sí, y le dijimos que fuese para allá que nosotros nos movíamos con mi coche. El chico pensó que le estábamos tomando el pelo y que era una excusa para que nos dejase en paz, así que mientras se dirigía para allá nos preguntó “Seguro, ¿no?” a lo que le respondimos que sí.

Al final hizo una pequeña compra, incluso le animé a que cogiese algunos productos que son más de lujo, como unos bollos y un litro de horchata. Pagamos la cuenta, no sin antes el chico se ofreciese a lavarme el coche por las molestias, cosa que lógicamente dije que no.

En otra ocasión, una persona también bien parecida me pidió dinero en un semáforo porque se le había acabado el dinero del paro de ese mes y no tenía para nada. La verdad es que era la primera vez que me decían algo así y no pude evitar darle algo de suelto que tenía en el cenicero. Quizás me equivoqué, pero en ese momento sentí que me decía la verdad.

Por no hablar de otros casos que me tocan mucho más de cerca, como a una persona que pude ver con mis propios ojos y con la que tengo una relación más o menos cercana, vendiendo klínex en un semáforo. Otra familia que tienes que pedir ropa a Cáritas para los niños porque no tienen otra salida. Otros que están al borde del deshaucio …

Y yo mientras tanto preocupándome de cosas tan banales como mi método de adelgazamiento, incluso estaba pensando en cambiar mi coche, pero viendo como están las cosas, ¿cómo lo voy a hacer? La verdad es que ha llegado un punto en el que gastarme el dinero en cualquier capricho/cosa que me haga ilusión me hace sentir culpable.

¿Cuándo reventará todo esto?

Y mientras tanto, ¿qué hacemos los Españoles para remediar toda esta situación? Ah sí! Podemos demonizar a Sánchez Gordillo por haber asaltado un supermercado y repartir comida entre este tipo de gente. Hay que ver cómo la gente se queda en el acto y no en el fondo. ¿Cómo podemos ser tan borregos?

Esta es la España que nos dejan, una España hundida en la miseria y donde el pedir ayuda va a ser cada vez lo más frecuente. Una España donde en invierno no se puede poner la calefacción porque el recibo de la luz sube y sube. Una España donde el Gobierno da miles de millones de Euros a bancos y cajas, y a su vez intenta convencer a la población de que una persona que viva con sus padres no puede disponer de 400 euros (de mierda) para poder vivir con una mínima dignidad.

¿Hasta cuándo vamos a permitir todo esto? ¿Cuál es la solución?

No hay comentarios:

Publicar un comentario