martes, 3 de mayo de 2011

Paradojas de la vida: los americanos se vuelven anticapitalistas, los chinos, supercapitalistas

La crisis financiera que nos asfixia desde hace tres años nos está llenado la existencia de problemas –la colosal deuda de los estados, el rampante desempleo, el estancamiento económico…- y se está cargando algunos mitos –que los estados no quiebran, que los gobiernos y los bancos centrales habían aprendido a manejar los ciclos económicos para que no estallasen…–. Pero hay un damnificado inesperado: el capitalismo. El capitalismo como sistema económico y social de vida. Un sondeo de la consultora Globalscan revela un estrepitoso descenso del apoyo público de los norteamericanos a la economía de libre mercado. Cae unos 15 puntos porcentuales, hasta el 59%, cuando en 2002, cuando se empezaron a elaborar estos sondeos, el apoyo era del 80%. El dato es tremendamente sorprendente viniendo de un país que simboliza el capitalismo moderno, las bondades de la oferta y la demanda, y el amor a los emprendedores y a la iniciativa privada. Cierto es que allí la tasa de paro ha escalado hasta el 10%, una cifra insólita para ellos desde hace décadas, que la desigualdad salarial es creciente, que las clases medias y bajas hace lustros que no ven aumentar su renta disponible, y que los bancos de Wall Street han cometido numerosas locuras que luego ha habido que curar con el dinero de los contribuyentes. Pero bueno, hasta los estadounidenses pierden la fe en la economía de Adam Smith.

Curiosamente, son los chinos y los brasileños los más entusiastas con el libre mercado al valorar positivamente el mercado en un 67% (un nivel alto que viene siendo habitual en los últimos años). Claramente, el boom que están experimentado los mercados emergentes, que han pasado de puntillas por la crisis y que les está sacando de los niveles históricos de pobreza, explica el entusiasmo. Pero no deja de ser llamativo que en una China dominada por el Partido Comunista y el ideario comunista, los chinos sean más americanos que los americanos.

La encuesta de opinión pública, que se ha hecho sobre una muestra unas 13.000 personas en 20 países, también depara otras sorpresas. En España, la crisis también nos ha hecho menos crédulos con respecto a la economía de mercado. Hemos caído del 63% de entusiasmo por las bondades del capitalismo en 2006 al 51%. No obstante, estamos muy arriba del 37% de aprobación del año 2002 (la fase de bonanza nos hizo más ‘capitalistas’; cuando a uno le va bien la feria, el sistema capitalista aparece como el mejor de los mundos posibles).

Finalmente, llaman la atención otros dos datos. ¿Saben cuál es el país en el que los ciudadanos creen que el capitalismo no es el mejor sistema? Entre los occidentales, Francia (sólo un 31% lo defienden); y entre los emergentes, Turquía (un 27% de apoyo).

Y ¿cuál es el más capitalista? Pues Alemania. Los alemanes están encantados con la economía de mercado en un 69% de los casos. ¿Será porque la feria le está yendo tan bien después del batacazo estrepitoso de 2009?

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