sábado, 6 de agosto de 2011

Indignado no, HASTA LOS COJONES por Jacobo Guinea

Sé que puede parecer una expresión machista pero, en realidad, sólo refleja el estado de ánimo en el que me encuentro y mi brutalidad innata no me permite encontrar mejores formas de decir las cosas ni de que me entiendan quienes deberían hacerlo y ya se han acostumbrado al delicado y romántico término "indignado", acuñado por Stéphane Hessel.

Este mes cumplo 51 años, no tengo perro ni flauta, afortunadamente tengo trabajo, dos hijos fantásticos, estoy enamorado, vivo en una isla que podría ser maravillosa sin políticos y, a pesar de todo esto, estoy hasta los cojones.

Si ayer (por el día de los incidentes) hubiese estado en Madrid, habría cogido mi inexistente flauta, habría llamado a mi imaginario perro y me habría tirado a las calles a gritar mi hartazgo.

Porque, sí señores, estoy hasta los mismísimos de los hipócritas políticos que nos gobiernan, de una constitución obsoleta que nos hizo creer en sueños de democracia, de una ley electoral hecha a medida de un sistema bipartidista que ignora a las minorías, de que la corrupción sea el pan nuestro de cada día, de que los problemas económicos recaigan sobre los pobres, de que a nadie se le ocurra subir impuestos a los que más tienen en lugar de recortar derechos a los que no tienen nada, de que se rían de uno por querer un mundo mejor, de que los bancos gestionen nuestras vidas, de que el Papa quiera darme lecciones de moral y, encima, se pasee con nuestro dinero por nuestras calles, de que esas calles no sean de todos y no se pueda circular por ellas libremente, de que en el siglo XXI todavía existan reyes y principitos que no han sido elegidos por nadie y que mantienen privilegios de cuna, de que la democracia sea un término que los políticos utilizan a su antojo sin escuchar al pueblo al que gobiernan, de que los verdaderos delincuentes sean los poderosos y puedan delinquir a sus anchas sin que la justicia actúe contra ellos, de que se compren y vendan armas con total impunidad mientras en África la gente muere de hambre, de que se expolie a ese continente y se declare a sus habitantes "ilegales" en el resto del mundo, de que nos hayamos acostumbrado al sufrimiento de los demás amparados por un falso "estado del bienestar" que nos mantiene alienados, de que la "Comunidad internacional" bombardee pueblos en nombre de la libertad y mantenga a dictadores por conveniencia económica, de que la prensa manipule la información en función de quien le paga, de que en el parlamento no se escuche la voz del pueblo sino la de unos manipuladores que sólo defienden su propia conveniencia, de que haya intereses por encima del trabajo, la educación y la sanidad, de que cualquier atropello sea posible en nombre de los mercados, las primas de riesgo, la Unión Europea o el Sistema financiero, de que los ricos sean cada vez más ricos y los pobres cada día más pobres, de que la vida la disfrute sólo una minoría mientras la mayoría lucha por sobrevivir, de que se me descalifique por creer que las cosas sólo pueden mejorar si tiramos abajo este sistema ...

Por todo esto y algunas cosas más, estoy hasta los cojones.

Para rematarla, algún iluminado decidió ayer que ya estaba bien de protestas y que era hora de actuar con violencia contra quienes no la emplean y sólo exigen sus derechos.

Bien, pues de ese tipo de decisiones y de quienes las toman, estoy también HASTA LOS COJONES.


Me apetecía decirlo aunque a nadie le importe.

2 comentarios:

  1. Creo que cada vez hay más gente hasta los cojones, pero ahora no vamos a seguir podiendo pagarla con Zapatero...

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  2. Rajoy nos sacará de esta, Confianza cero.

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