viernes, 19 de febrero de 2010

Leopoldo Abadía: "Para encontrar trabajo hay que irse de bares"

--¿Cómo ve al enfermo?
--El enfermo está mal, porque España es una empresa sin dirección. Dirigir una empresa es saber dónde está y saber qué hacer para que funcione bien en el futuro. Eso no existe en España. El Gobierno y la oposición no están diciendo dónde quieren llevar a España. Van dando bandazos. El enfermo tiene una deuda muy gorda, porque el Gobierno central y las comunidades derrochan el dinero a manos llenas. Si ingresas 100 y gastas 1.500, funcionarás mal.

--Eso, por no hablar del paro...
--Lo peor del enfermo es que en España hay 4.326.500 parados. Creo que subirá a 4.600.000 antes de final de año. Esto solo lo arreglan las empresas creando empleo, pero no veo ningún plan dirigido a ayudar a las empresas. España mejorará cuando baje el número de parados dos trimestre consecutivos.

--Usted presenta hoy (por ayer) en Zaragoza el libro La hora de los sensatos. Pero parece que en estos tiempos la sensatez brilla por su ausencia, ¿no?
--La sensatez está en el pueblo (ríe). Este año habré ofrecido 300 conferencias y la gente te hace preguntas durante el coloquio. La conclusión a la que he llegado es que la gente es muy sensata y hace preguntas razonables. El ciudadano y el político parecen dos cosas distintas hoy en día.
--Entonces, ¿no confía en un pacto de Estado anticrisis?
--Es absolutamente necesario, pero mayor del que se está ideando. El Rey debería llamar a Zapatero, Rajoy, Díaz-Ferrán, Rodrigo Rato, Isidro Fainé, Botín, Francisco González, Toxo y Méndez, principalmente, y les debería pedir que alcanzasen un pacto entre todos cuanto antes. El Rey debería decir: "miren señores, tienen una semana para llegar a un acuerdo".
--¿Qué parte de culpa tienen los medios de comunicación en la crisis?
--Creo que ninguna. Los grandes culpables han sido las entidades financieras, que han fabricado productos financieros que nadie entendía y nos los han vendido. ¿Nosotros también tenemos la culpa? Pues sí. Por tontos, pero siempre hay grados de culpabilidad. El lector debe ser mayorcito y calibrar la información.
--Imagínese que tiene 30 años, una hipoteca y le acaban de despedir ¿Qué rumbo tomaría?
--Es muy fácil dar consejos, pero hay que estar en la piel de uno. A mí la gente de 30 años no me da ninguna pena. Tengo 12 hijos y el pequeño tiene 30 años. En una vida el triunfo absoluto no existe. Mi consejo, en cualquier caso, es que hay que trabajar con uñas y dientes. Y, a veces, eso será aceptar un trabajo que creemos que es de menos categoría, aceptar que nos paguen menos, montar un negociete con un amigo con dinero prestado por la familia si es necesario... También le diría que esto de consumir es mentira y que hay que gastar con la cabeza. Mi consejo es que tiene que estar 10 horas al día buscando empleo y que ha de decírselo a sus amigos y en los bares. Cuando estás en paro hay que pasar el día de bares, porque siempre hay alguien que te puede ayudar.
--¿Eso da resultado?
--Sí. Un día fui a desayunar a un bar y se me acercó una camarera que no conocía de nada. Me dijo que era secretaria de dirección, pero estaba haciendo sustituciones de camarera. Me dio el currículum y me pidió que si conocía a alguien que le pudiera dar trabajo. Su currículum era espectacular y a los 15 días encontró empleo. Salió bien.
--¿Qué deben hacer las familias ante esta crisis?
--Han de usar las tarjetas de débito y no la de crédito; han de hacer el presupuesto del año. En definitiva, es hora de gastar con la cabeza, ¡demonios!
--Volvamos a ese joven de entre 30 y 40 años. ¿Cree que cobrará algún día la jubilación?
--Si Dios quiere (ríe unos segundos). A estas personas les quedan 35 años para jubilarse. Yo lo que hice, hace muchos años, fue abrir un plan de pensiones privado con unos compañeros del trabajo. Creo que no hay que fiarse del todo de que la Seguridad Social... En fin, ya se verá.
--¿Ve lógica la propuesta de alargar la edad de jubilación?
--La propuesta indica que no hay dinero. La traducción es que durante dos años el Gobierno necesita que paguemos y no cobremos. Comprendo que al señor de 50 años le siente mal.
--¿A qué se dedicará cuando termine la crisis?
--Yo qué sé. Hace dos años me dice alguien que me iba a pasar esto y le hubiera dicho que estaba borracho. Esto empezó y un día se acabará. Seguiré viviendo y volveré a ser una persona normal, porque vosotros me habéis hecho algo farandulero.

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