miércoles, 7 de octubre de 2009

MIS NUEVAS PREVISIONES. UNA CRISIS SISTÉMICA. NO HAY VUELTA DE HOJA, PESE A LOS IMPULSOS

El Señor Pedro Solbes (¿por qué, bastantes, ahora le echan de menos?) dijo en una ocasión que las previsiones, a la que se hacen públicas, ya son viejas, lo que es muy cierto: la realidad siempre está en movimiento. Pero las previsiones suponen un algo fundamental: son la consecuencia de una tendencia en función de lo que se está considerando y suponiendo. A continuación las últimas que he elaborado referentes al reino: a 30 de Septiembre. De entrada, una aclaración (pienso que tal y como están las cosas es necesaria): estoy suponiendo que no va a producirse ningún cambio en el sistema de cálculo ni de registro de los macroagregados comúnmente utilizados, tampoco ninguna modificación en su composición; lo digo porque las intenciones de cambiar y de alterar cosas van a ser crecientes.


Bien, ¿qué es lo nuevo en relación a seis meses atrás?. Tres cosas. Una: los efectos animadores del Plan E y similares; otra: el descenso del euribor que, como ese anuncio de la tele, ha metido un poco de dinero en el bolsillo de bastantes españolas y de bastantes españoles y que ha generado, en estas y estos, la ilusión de ‘tener más’; otra más: el deseo de la población de que las cosas se arreglen es, si cabe, más fuerte que en Marzo, lo que hace que, aunque la calle esté cada vez menos limpia, la esperanza en EL milagro que todo lo arreglará siga siendo casi tan fuerte como en Marzo.

Y a partir de ahora, ¿qué?
El problema de los impulsos (de cualquier impulso) es que llega un momento en que se agota; además, los impulsos (todos los impulsos) pueden tener dos consecuencias nefastas: 1) generar una falsa sensación de euforia (efecto anfetamina), y 2) crear acostumbramiento: expectativas de que nuevos estímulos serán arbitrados cuando los actuales pierdan consistencia (efecto supervivencia asistida). Ambos, pienso, se han dado y, de momento se continúan dando (en todo el planeta), pero una situación como esa tiene fecha de caducidad: viene dada por su insostenibilidad física: llega un momento en que el montaje, cualquiera que este sea, no da más de si.

En España, y desde la oferta, las fuentes generadoras de PIB, y debido a lo anterior, acelerarán su caída: construcción, turismo automóvil, manufacturas; desde la demanda, progresivo hundimiento del consumo privado y de la inversión, así como del consumo de un Estado crecientemente deficitario. El comercio exterior en retroceso: exportaciones: ¿a dónde exportar en un escenario que se cierra sobre si mismo para defender ‘lo suyo’?, importar: ¿qué, si no puede pagarse y/o no es necesario aquello que se desea?. El símil de esta situación podría ser una reacción nuclear.
Agotado el impulso y agotada la posibilidad de crear nuevos impulsos, la actividad va retrocediendo, y un Estado, crecientemente empobrecido, poco puede hacer por revertir la situación. La actividad se va enlenteciendo, la generación de PIB va retrocediendo y el desempleo del factor trabajo aumentando (en España más debido a su reducida productividad y a la composición de su PIB) de forma acelerada: como si la economía estuviese impulsada por un desmultiplicador que va realimentando el proceso.
La tendencia a lo largo de todo el 2010 será, entiendo, claramente a la baja: decididamente desde Enero (cada vez peor, pero llegaremos a Navidad como sea) y aceleradamente desde mediados de año: cuando la insostenibilidad física referida se pondrá, pienso, totalmente de manifiesto (momento en el que, pienso, mayoritariamente, se dejará de esperar EL milagro, lo que aumentará la degradación del proceso). ¿La inflación?; suavemente negativa como balance final del año en curso, y decididamente negativa en el siguiente, fundamentalmente porque quienes consumen (lo que sea) irán experimentando un paulatino retroceso en su capacidad de ¿compra?.

A partir de mediados del 2010, el derrumbe. Privada de cualquier capacidad compensadora porque ya estará agotada (Estado, crédito, confianza), la situación va entrando en una desaceleración continuada que se manifiesta con toda su virulencia durante el 2011 (en España más debido a su nivel demográfico y a su modelo productivo). En un escenario como ese pueden imaginarse de que tipo serán las expectativas.

Como consecuencia de esta situación, es previsible que se produzca una expansión de la economía sumergida: la única posibilidad, y una generalización de las situaciones de subempleo y de desempleo encubierto del factor trabajo. El consumo (de todo) es asumible que caerá, por lo que gran número de bienes y servicios dejarán de producirse y de prestarse, lo que abocará a caídas de precios y a que los índices de precios pasen a ser muy poco significativos (como la mayoría de los datos económicos y sociales que sean publicados).
Un panorama de crisis sistémica, en definitiva.

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

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