jueves, 24 de septiembre de 2009

Más de 830.000 parados "altamente ocupables" no encuentran trabajo

Los desempleados están rebajando sus exigencias a la hora de demandar un trabajo, explica en una nota el presidente de Agett, Francisco Aranda. Sin embargo, hay más de 830.000 desempleados que, a pesar de llevar poco tiempo y ser flexibles con la movilidad geográfica y los puestos demandados, no encuentran trabajo.


Agett y Ceprede explican que el Servicio Público de Empleo Estatal (SPEE) calcula el grado de ocupabilidad de los parados a partir de tres variables: la antigüedad en el desempleo (cuanto más antigüedad menos posibilidades de salir), el ámbito geográfico de búsqueda (cuanto más limitado, menor probabilidad) y el número de ocupaciones demandadas (también cuanto más limitado menor posibilidad).


Así, el desempleado tendrá una ocupabilidad alta, media, baja o incluso muy baja, dependiendo de su relación con respecto a estos requisitos.


Las exigencias son menores
Dentro de la ocupabilidad muy baja, existen dos clasificaciones más en función del tipo de prestaciones por desempleo, siendo aún menor la probabilidad de encontrar empleo en los casos de perceptores del subsidio para mayores de 52 años o la renta activa de inserción. De esta forma, se da por hecho que los parados que se sirvan de los 420 lo tendrán más difícil para encontrar trabajo, ya que esto significa que llevan más de un año en paro y estarán cobrando un subsidio.


La mayor parte de los desempleados en España tiene una ocupabilidad media (el 37,4% del total), aunque un 26,3% tiene un grado de ocupabilidad baja. Aun así, en la actualidad, destaca el crecimiento registrado por los parados de alta ocupabilidad, que han crecido un 78,6% en el último año y un 145,9% desde que empezó la crisis económica.


En total, hay más de 830.000 desempleados que, a pesar de llevar poco tiempo y ser flexibles con la movilidad geográfica y los puestos demandados, no encuentran trabajo.
Esto se debe a que los parados están rebajando sus exigencias a la hora de demandar un empleo, explica en una nota el presidente de AGETT, Francisco Aranda.


La edad juega en contra
Por sexos, el informe de Agett y Ceprede asegura que el 59,8% de los desempleados con un grado muy bajo de ocupabilidad son mujeres, siendo también mayoría para un grado de ocupabilidad bajo (51,04%). Por el contrario, la mayoría de los parados que tienen un grado de ocupabilidad medio o alto son varones (51,1% y 55,3%, respectivamente).



Aún así, para ambos sexos el grupo que más ha aumentado en tasa interanual es el de los parados con muchas posibilidades de encontrar empleo, aunque ha crecido casi el doble en el caso de los hombres (100,8%) que en el de las mujeres (57,2%).



El grupo de edad que presenta una situación más delicada en cuanto a la ocupabilidad es el de parados mayores de 45 años, con una tasa del 34,4% en el caso de los personas con un grado muy bajo, mientras que tan sólo un 9,4% tiene altas posibilidades de emplearse.



En cambio, los desempleados menores de 25 años y los de entre 25 y 45 años presentan una estructura similar en cuanto a la distribución de sus integrantes entre los diferentes grados de ocupabilidad, si bien para los más jóvenes el porcentaje de parados con ocupabilidad muy baja es algo menor y el de ocupabilidad media es algo mayor.



Mejor en servicios
Por sectores, en el sector de los servicios el 24,8% de los parados es altamente ocupable. En la construcción, este porcentaje se sitúa en el 23%; en la agricultura, en el 22,3% y en la industria, asciende al 20,9%.
Por comunidades autónomas, las que se encuentran en una situación más complicada en ocupabilidad son Extremadura, donde el 47% tiene un grado de ocupabilidad bajo o muy bajo, y Murcia, con un 49,9%. Por el contrario, Navarra presenta el grado de ocupabilidad más alto, con el 43% de los desempleados considerados altamente ocupables, seguida de Madrid (39,4%).
Tras analizar los datos y recordar que un 39,6% de los desempleados son de baja o muy baja ocupabilidad, el informe concluye que se debería permitir la colaboración público-privada de los servicios de empleo para optimizar los recursos públicos, reducir la tasa de paro y armonizar España con el resto de Europa.

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